El confinamiento supone la readaptación del infractor, a la vez que favorece procesos comunicativos alternos al convencional y fortalece la noción de arraigo e identidad. Dicha función reposa en el símbolo, que explica e interpreta los aspectos complejos de la realidad, a partir de imágenes y prácticas insertas en un medio cultural específico, como sucede al interior de los centros de readaptación social. El símbolo manifiesta visualmente emociones y experiencias para las que las palabras resultan insuficientes, lo que permite organizar nuevas estrategias para un reingreso exitoso a la vida en libertad.
Palabras clave: símbolo, comunicación, penitenciario.InvUnivMult2009Art2